Dado que nuestras ciudades aspiran a llegar (con décadas de retraso, mal preparadas pero muy susceptibles al embrujo de las obras vistosas y la publicidad efímera con cargo a los promotores políticos y empresariales de siempre), al selecto club de las urbes con construcciones gigantescas y emblemáticos, sometemos a la consideración de nuestros amigos algunos ejemplos que bien podrían repetirse entre nosotros, pero que deberían evitarse a toda costa.
TORRE PARAGON PRAIRIE, monumento en parque industrial de Urbandale, Iowa
PROYECTO GANADOR, BIBLIOTECA NACIONAL DE LA REPÚBLICA CHECA, Praga
AMPLIACIÓN DEL MUSEO DE ARTE, Akron, Ohio
ESTACIONAMIENTO, Santa Monica, California
CENTRO DE OPERACIONES DE DESARROLLO, HYUNDAI CORP, Seúl, Corea del Sur
AMPLIACIÓN DEL ROYAL ONTARIO MUSEUM, Toronto (del mismo autor que el edificio anterior)
Muchas estructuras similares -aunque por fortuna, más pequeñas- se encuentran a la vuelta de la esquina, en sitios tales como Santa Fe. Empero, el gigantismo que anima las conciencias y previsiones de nuestros administradores bien puede producir estos engendros desmesurados.
Recordemos si no el cacareado proyecto de la Torre Bicentenario (o Ataúd, como se le conoció por sus detractores), y los planes del actual Jefe del GDF para hacer de esta capital un escaparate y trampolín electoral a imagen y semejanza de sus limitaciones.
(Google Images)
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