
20 de mayo de 2013. Reconozcámoslo, Lady Profeco nos hizo un favor, uno vergonzoso que revela no solo la patética educación que le dieron sus padres, sino la cultura de la prepotencia, los privilegios, y la ilegalidad que aún predominan en nuestro gobierno. El que Humberto Benítez hace quince días haya recibido el espaldarazo presidencial y días después la estocada también presidencial, no revela gran racionalidad en los nombramientos presidenciales, pero de los males, el menos. En efecto, rectificar el craso error que fue designar a Humberto Benítez Treviño como Procurador Federal del Consumidor, más temprano que tarde, habla bien de quien lo cometió, y nos da algo de esperanza a quienes sí nos preocupa la protección al consumidor, la existencia de un mercado más justo, seguro y competitivo y el fomento de contrapesos capaces de corregir abusos o asimetrías del mercado.
Desde su nombramiento, Lord Profeco se mostró no solo autoritario, sino con matices de dictador. Tras dirigirle una carta formal en diciembre del 2012, Alconsumidor, como lo comentamos a La Jornada, solicitó audiencia para presentarle lo que nosotros vemos como la agenda importante del Consumidor. Nunca nos recibió y como gran concesión nos dirigió con su Subprocurador de Servicios, quien sarcástico y opaz no nos causó buena impresión.
Luego
llegó el esperado 15 de Marzo, Día Mundial de los Derechos de los
Consumidores, fecha que en México pasa desapercibida aún a diferencia
del resto de América Latina, pero por lo menos en años anteriores las
contadas y valerosas asociaciones de consumidores mexicanas
organizábamos en coordinación con Profeco algún evento con una temática
acordada y debates de fondo. Este año Benítez en un despliegue de
fuerza, poder y condescendencia, convocó a prensa y políticos y algunos
mortales a última hora pero sin silla, mención y mucho menos micrófono,
para presentar lo que Lord Benítez decidió sería la nueva Profeco, sin
consultar a nadie, ni siquiera a miembros clave de su Consejo
Consultivo, ni a quienes hemos impulsado durante 7 años la agenda del
consumidor. Anunció una serie de cambios (además de despedir a un buen
número de servidores públicos dentro de PROFECO) incluyendo un nuevo
proyecto de ley fantasma que nadie ha visto, y eso sí, muchas
inspecciones y clausuras como la que vimos materializada gracias
al tráfico de influencias de Lady Profeco.
¿Y lo demás qué? Pues quien sabe porque sus bien vestidas presentaciones en power point el día del evento, no están publicadas en su portal, y en ella daba cifras, planes y acciones trascendentes, para bien o para mal, que no sabemos si ocurrirán o no. Todo ello sin foros, consultas ni escuchar a los consumidores.
Es más ¿creerá usted que en su Foro de Consultas para el Plan Nacional de Desarrollo no incluyó a las asociaciones de consumidores pero sí a las Cámaras Industriales? Solo en este país.
Decía en El Financiero Enrique Quintana que la PROFECO ya caducó, ya llovió, y que no sirve para nada y la protección al consumidor huele a populismo setentero.
Coincido en lo rancio de la institución y las contradicciones de su diseño e ineficacia para lograr cambios en el mercado, pero no coincido en que la protección al consumidor ya pasó de moda. Precisamente en el contexto de la globalización, los abusos y crisis de los sectores financiero,alimentario y energético; de los oligopolios y monopolios, de la economía digital y la publicidad ubicua, tanto en Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia y América Latina, la protección al consumidor sí, ha evolucionado, pero no para encogerse, sino para robustecerse, tan es así que hoy día y durante todo este año la ONU está revisando para ampliar y fortalecer, sus Directrices de Protección al Consumidor de 1999, proyecto no menor que requiere de una resolución de la Asamblea General, y que México debe estudiar, fortalecer y defender, pero sinceramente dudo que tan fina tarea esté en las prioridades de Profeco; espero que sí en las de la Condusef.
En diciembre del 2011, quien estas líneas escribe, realizó y entregó formalmente a la PROFECO por encargo de su entonces titular, lo cual se puede verificar en Compranet, un Estudio Comparado sobre políticas públicas, regulación y diseño institucional para la protección al consumidor en el siglo XXI: modelos de seis países, retos, prioridades y diseño institucional con propuestas concretas para la PROFECO. La actual administración niega la existencia de tal estudio, lo cual muestra de nuevo el desaseo de la institución, pero hoy más que nunca podría ser un insumo importante si hay voluntad política de replantear la protección al consumidor del siglo XXI y repensar cómo debiese construirse no solo la Profeco, sino también la Cofepris, Condusef, Conamed y el IFAI, en lo que a protección de datos personales concierne, y evolucionar hacia modelos vanguardistas, que hoy en Salvador, Perú, Colombia, Brasil, Chile y Argentina existen, para no mencionar la Unión Europea, Australia y de forma destacada, Hungría.
La destitución de Humberto Benítez sí, frena el retroceso al que se dirigía la institución pero no garantiza el progreso, ni resuelve el mal sistémico de la PROFECO, ni de la muy mal concebida protección al consumidor que impera en nuestro país puesto que no es una política transversal ni una prioridad ni para legisladores, ni para el Ejecutivo, pero al parecer sí empieza a serlo para la Suprema Corte de Justicia quien ha abierto brecha a la justiciabilidad de los derechos de los consumidores a diario pisoteados por un mercado concentrado, protegido e irresponsable que lucra no a partir de la productividad (ya lo dijo el Dr. Videgaray: no somos productivos) ni la innovación, sino de la predominante impunidad que hay de las prácticas comerciales abusivas e ilegales en el comercio formal y el informal.
Así, Presidente Peña Nieto, la remoción del Procurador Benítez Treviño, abre una oportunidad de oro para hacer lo que la ONU, OCDE, OMS, OMC, UIT y numerosos tratados internacionales de Derechos Humanos, suscritos por México recomiendan o disponen en materia de protección al consumidor, o seguir maquillando a la Profeco con reformas a modo y parches ineficaces para seguir utilizándola simplemente como un operador político bien camuflajeado de procuraduría social.
Una economía de mercado con la adecuada visión pro-consumidor, es también una reforma estructural, sin la cual no hay incentivos económicos para que los oferentes sean mejores.
Adriana Labardini
Enviale otra copia del Estudio Comparado, para ver si ahora lo leen y lo toman en cuenta , lo que espero es que sepan leer.
Te felicito y estoy dispuesto a mostrar mi apoyo como lo necesites.
Publicado por: jordy | jueves 23 de mayo de 2013 en 8:26